La resaca de la pandemia

Era de esperar, no es ningún secreto que todo lo que hemos vivido meses atrás nos pasaría factura y más que nos queda en un futuro. Como ya anuncié en una de mis charlas, tendríamos consecuencias por lo que hemos sufrido como sociedad y llevo un par de días viviéndolo en carne propia.

En verano aunque agradezco mucho que los extranjeros visiten mi ciudad y en parte vivimos gracias a ellos, si que tengo tendencia a aislarme y a evitar la multitud. Se nota por donde pasan cuando se vacían los suministros en los supermercados, cuando paseas por la playa y esta plagado de basura que cada día recogen el equipo de limpieza pero lo que en esta ocasión me lleva a dedicarle 4 lineas es la tensión que se respira en el ambiente.

En el levantamiento del primer toque de queda ya me agredió un perro que iba suelto por la playa, y encima tuve que aguantar que su propio dueño me increpara diciéndome que le molestaba la linterna que llevaba conmigo. Así fue como por unas semanas evité según que trayectos de mis acostumbradas caminatas nocturnas, buscando lugares desérticos para disfrutar de mi momento de desconexión.

Este pasado jueves me acerqué a la ciudad de Platja d’Aro, cruzando por el centro comercial y observando el turismo que pasaba el rato en las terrazas. Aprovechando que encontré una farmacia de guardia 24h. entré a comprar y no hacía ni 5 minutos que me encontraba dentro que entró una mujer asustada pidiendo que llamáramos a la policía que estaban pegando a su marido. Justo al finalizar mi compra y preocupada por el estado en el que noté a la señora me acerqué al lugar de los hechos, aquello ocurrió en una creperia. No sé si el hecho que fueran franceses provocó algún malentendido pero por lo poco que entendí, un hombre se lió a pegar al señor mayor que encontré sentado con las manos en el rostro y a su mujer atendiéndole como podía. La policía local cortó la calle y supongo que aparte de llamar a la ambulancia que ya estaba allí aparcando, debió tomarles declaración…

Ayer con las agujetas del ejercicio que había hecho la noche anterior decidí quedarme en casa y por la noche con las ventanas abiertas que dan a la calle escuché unos gritos de algún animal como si lo estuvieran matando. Al asomarme me encuentro dos perros enzarzados en una pelea, la dueña intentando separarlos resultando evidentemente lastimada. Lo curioso de la situación era que los dos animales iban atados juntos y que uno atacó al otro al cruzarles por delante un par de chihuahas. Me parecía todo tan surrealista, y en esta ocasión también era una mujer extranjera que indicó que era la primera vez que su perro reaccionaba así de esa forma. Les tiraron una botella de agua entera para separarlos y al final con mucho esfuerzo por parte de varios transeúntes y un chico veterinario que apareció de repente consiguieron controlar a la bestia que estaba fuera de si.

En 2 días 2 situaciones extremas que me dan que pensar, la gente no esta asimilando nada bien lo que estamos viviendo. Hay tensión en el ambiente y lo que es mucho peor, hay mucho estrés y miedo acumulado que necesita una vía de escape rápida. Las personas con más miedo en el cuerpo y problemas de control serán las causantes de muchas desgracias, a mi personalmente no me da miedo el covid sino la gente descerebrada e ignorante que explota a la primera de cambio…

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