
Por fin llegó el gran día, llevaba nerviosa una semana entera. Era la tercera vez que pisaba aquel lugar mágico, mi última visita fue el 11 de junio del 2017 con el objetivo de conocer a uno de los mayores contactados que existen en mi país, el Sr. Grifol. Fue el mismo David Parcerisa el que me hablo de las reuniones que se realizaban allí en la explanada ovni, las cuales se había iniciado con la intención de tener avistamientos y contacto con nuestros hermanos cósmicos.
Aprovechando que conocía virtualmente a varias personas relacionadas con este mundo, entre ellos a Xavier García del canal Amigos de los misterios era la ocasión perfecta para ello.
Me apetecía tomar contacto de forma física con la montaña para realizar más tarde desde casa alguna visión remota y descubrir en que punto energético se encontraba.
Al iniciar el viaje puse música electrónica, la cual me pareció perfecta para acompañarnos durante el viaje, ya que mi pareja conducía siguiendo las indicaciones del gps y no quería que interfiriera nada durante el trayecto.
Recordé la sensación extraña que siempre me provoca el hecho de atravesar cualquier túnel sobre todo de noche, y me preguntaba si en esta ocasión se volvería a repetir el mismo efecto…
Mi intuición me susurraba que sería una noche especial, que se daría alguna señal o respuesta y acertó de lleno desde luego.
Llevábamos más de 1 hora conduciendo y nos encontrábamos casi en la cima de la montaña cuando le pedí que se detuviera, así que aparcamos al lado de la carretera y nos turnamos para bajar, estirar las piernas y tomar un poco el aire. Como subían y bajaban varios vehículos considere más seguro que uno de nosotros se mantuviera dentro del coche.
Fue el arrancar de nuevo el coche, justo después de atravesar una densa niebla cuando le pregunte si había cambiado el cd de música. Respondió que no, y en parte era lógico ya que todas las fundas de los cds se encontraban en la puerta del coche, justo al lado del sillón donde me sentaba yo y le quedaba muy lejos.
Dudé por unos instantes de mí misma, repasé en mi mente todos mis movimientos antes y después de bajar del coche y no recordaba en ningún momento haber cogido ningún cd ni tocar el panel para nada.
Proseguimos nuestro camino en silencio, a mí se me aceleró el corazón y recuerdo sentir que algo no iba bien. Le comenté que yo no había tocado nada y le quise sonsacar medio en broma si había sido él el que había puesto la banda sonora de la película El quinto elemento, que era lo que estaba sonando en ese preciso momento. Me juró por sus hijas que él no había sido, y ahí yo empecé a sentir ansiedad y se me pusieron los pelos de punta.

Pero ahora lo estaba viviendo a mi lado, me puse histérica asegurándole de forma repetida que yo no había hecho nada, que aquello era una señal. Recuerdo que entré en bucle mentalmente y realmente tuve un ataque de ansiedad, bajé la ventanilla del coche, que dicho sea de paso para ser pleno mes de Octubre íbamos en manga corta y no hacía nada de frío. Necesitaba aire y respirar para procesar todo lo que nos estaba ocurriendo.
Luego recordé que, la primera vez que visité Montserrat también acompañada de mi pareja sufrimos una alteración temporal acabando en un pequeño cementerio y una vieja estación de tren. Así que, aquello indicaba que se volvía a repetir los extraños fenómenos de los cuales hablan tantas personas siempre.
La calma y seguridad que siempre tengo, se desvanecieron por completo. Recuerdo las ganas que tenía de llegar al parking del Hotel Bruc para poder estacionar nuestro automóvil y bajar por fin. Revisé la hora en mi móvil y había prometido que llegaríamos a las 22.30 y eran las 11 menos cuarto. En estado de shock lo primero que hicimos los dos fue buscar el cd que había introducido yo justo al subir al coche, abrí las fundas de los cds suponiendo que me había equivocado y que estaría por error en otra, pero no encontramos nada. Así que, ya con la intención de descartar opciones, apretando la tecla del panel expulsó uno de los compacts disc: el que yo había puesto al principio. Pero todavía faltaba el que estaba sonando cuando subíamos la cuesta, así que volvió a apretar la tecla eject y salió el cd con la banda sonora de la película. Nos quedamos mirando con cara de alucinados los dos.
¡Pero como podía ser! Le pregunté si se podían introducir dos cds y que el lector los detectara al mismo tiempo reproduciendo primero uno y más tarde el otro, me contestó que nunca lo había probado pero que en principio no podía ser.
Como observé que al lado de la escalinata del Hotel se encontraba un grupo de gente y reconocí a lo lejos a Xavier García no quise demorarme más, le dije que necesitaba entrar al bar y tomarme un trago de coca/cola para recomponerme. Supongo que mi cara debía ser un poema cuando saludé al llegar, estaba realmente descolocada por lo sucedido y no conseguía tranquilizarme. Estuve un buen rato desorientada, hasta el punto que perdí las formas y ni presenté a mi pareja. Mis fuerzas solo llegaban a sentarme en una butaca, tomarme mi refresco y contar de forma resumida lo que nos acababa de pasar.
Nos reunimos con el grupo de Xavier García y allí se comentaron los hechos misteriosos que acompañan a la montaña de Montserrat: desde los fenómenos paranormales, las desapariciones de excursionistas hasta los avistamientos y encuentros con humanoides, motivo por el cual me encontraba allí en aquel momento.
Mi alma buscaba respuestas, sabia que aquel paraje albergaba secretos ocultos y estaba dispuesta a descifrar el enigma. Como la persona con la que debía encontrarme y con la que en un principio me puse en contacto anunciándole días previos que vendría se retiró temprano, me dispuse a dejarme llevar sin planificar absolutamente nada. Agradecí enormemente el detalle que me presentara a un chico sensitivo como yo antes de marcharse. El solo hecho de estar allí después de tantos años hablando sobre mi primera canalización ya me eran suficientes.
Xavier García nos propuso a todos visitar la tercera explanada, se encontraba a pocos metros de la entrada al Hotel Bruc y teniendo en cuenta la energía densa que sentí la última vez que visité la primera explanada ovni me pareció muy buena idea.
Dicho y hecho: mientras que algunos se retiraban tomando caminos distintos, otros se unían al grupo con la intención de experimentar lo que aquel enclave estuviera dispuesto a ofrecernos.
Pasamos de ser 11 miembros sentados en una de las mesas del comedor del Hotel a 13 para protagonizar una rueda de energía improvisada y que acabó siendo una de las experiencias más reveladoras que he tenido nunca.
En cuanto llegamos al lugar sentí un aumento de energía significativo, con asombro descubrí bajo la luz de la luna que nos rodeaba un grupo de árboles y como tengo costumbre busqué el que estuviera más cerca para tomar contacto.
Poco a poco nos fuimos reuniendo todos hasta formar un círculo, decidimos crear una rueda de energía cogiéndonos de las manos. José Luis, que así se llama el chico sensitivo que conocí hacia pocos minutos, se dirigió al centro y empezó a colocar unos tapetes con una simbología curiosa. La que se encuentra a la izquierda en tonos azules se llamaba “tabla de magia ancestral y pueblos africanos” y el de la derecha en tono violeta y que me llamó poderosamente la atención “tabla de Sirio”.

Esta última tenía un símbolo que había visto dentro de una de las pirámides de Egipto y me resonaba especialmente, recuerdo que justo en ese momento me vino la palabra Atlántida y sentí que todo formaba parte de lo mismo…
Cuando empezamos a meditar todos juntos entré en contacto de nuevo con la misma esencia que había captado años atrás, me sumergí en un mundo que estaba más allá de nuestra dimensión y que estaba conectado con lo que representaba Montserrat.
Me veía a mi misma en el interior de una cueva, en ella había una gran cascada con un lago impresionante. Y al atravesar el agua que bajaba desde las alturas vi un cristal que emitía un arcoíris. Estaba tan maravillada que me limité a describir en pocas palabras y en voz alta lo que estaba a mi alrededor.
Aquel paraíso era tan familiar para mí, tal vez yo había vivido en este lugar en otra vida y ahora volvía a visitarlo para recordar parte de mi camino…

Mi cuerpo no paraba de temblar, llevaba así desde el inicio de la experiencia y empezaba a molestarme la espalda. Creo que mi organismo no resistía aquella frecuencia vibratoria tan alta y potente.
Cuando mencioné el lago José Luis dijo que él veía una cascada, no sé si la vería de la misma forma que yo, pero en este detalle coincidímos, luego otro compañero mencionó que veía un gigante de piedra y yo comenté que también lo veía pero el mío no era de piedra, estaba vivo y se encontraba en estado latente hibernando….
Lo sentí como si fuera un guardián que custodiaba aquel lugar sagrado. Empecé a comprender mi presencia en aquel lugar, junto a aquel grupo al que sentía como una vieja familia. Comprendí que toda mi vida cobraba sentido por fin, empecé a recordar quien era, porque había encarnado en este cuerpo físico y porque había elegido este planeta para experimentar como ser humano y justo en aquel preciso instante José Luis se soltó de las manos y se dirigió hacia el centro del circulo y preguntó que cuando empezaría a aceptar quien era…
Por unos segundos dudé a quien le estaba hablando, y al señalarme con el dedo le pregunté: ¿Me lo dices a mí? Y me contesto: Si si, te lo digo a ti.
Se me encogió el alma y sentí unas tremendas ganas de llorar. Toda una vida esperando escuchar aquellas palabras sin saberlo…
Recordé mi presencia en el interior de la pirámide de Egipto, recordé como aquella construcción me mostró quienes habitaban aquel lugar, recordé un rayo de luz impactar en el centro de mis ojos y una voz de un anciano que me susurraba: Nosotros te hemos enviado…
Recuerdo mirar mis manos y no reconocer mi cuerpo, no era humana. Entonces vi un grupo de seres que aparecieron ante mí, parecían un grupo de sabios que se transmitían conocimientos en cuestión de segundos unos a otros y luego vi una luz cegadora.
Me flaquearon las piernas y agotada del temblor constante que estaba sufriendo hacia un buen rato, pedí perdón a las personas que me tenían las manos cogidas y me senté en el suelo. Sabía que no era bueno cortar la rueda de energía de aquella manera, pero me sentí sobrepasada…
Una tristeza muy profunda se apoderó de mí, no me quedaban fuerzas y aprovechando la oscuridad que nos envolvía mi cara se contrajo sintiendo un dolor tan hondo que me rendí y dejé de querer controlarlo todo. Ya no me apetecía seguir conteniendo más mi frustración por haber escogido en su momento este papel que representaba.
Sentí como un personaje con un alma antigua había poseído el cuerpo de José Luis utilizándolo como vehículo para enviarnos un mensaje muy importante. Aquel encuentro estaba pactado mucho tiempo atrás y enmudecí ante el peso que eso suponía.
Me preguntaba si la gente del grupo sentía lo mismo que yo, supuse que cada uno recibía su propio mensaje según su papel y grado de conciencia.
Recuerdo vagamente como el cuerpo de José Luis se acercaba a mí y hablándome me ofrecía lo que yo creía era un bastón de mando, luego supe que era el bastón de consagración de los ancestros. Aquel bastón había estado en tierras de Egipto, en el monumento megalítico de Stonehenge entre otros lugares de poder.
También recuerdo a otro compañero que me ofrecía una espada y recitó algún mensaje que mi mente bloqueó, supongo que estaba recibiendo demasiada información de golpe y tampoco era necesario que lo registrara de forma consciente, mi alma ya escuchaba por mi…
Aquellos mensajes fueron reveladores, comprendí que mi cuerpo servía de canal muchas veces sin yo saberlo. Que al igual que José Luis a mí también me poseía el personaje de una anciana que había vivido en una época donde la paz reinaba, donde el trato se basaba en el amor al prójimo, donde no existía una lucha de egos, ni el dinero, ni el poder.
Había vivido en un paraíso donde nos comunicábamos mentalmente y donde la abundancia formaba parte de nosotros y nos rodeaba. Por fin comprendí la añoranza que arrastraba desde muy pequeña, los recuerdos de un mundo mejor me perseguían hasta el punto de rechazar en éste según que actitudes y energías densas…
Tal vez mi mente se resistía a aceptar que una parte de mi sí era la guerrera que mi madre veía en la película “El quinto elemento”, en su honor dediqué un blog con el título “Como ser clarividente y no morir en el intento”.
Lo que empezó como un diario de experiencias personales donde relataba una historia que me contaba mi madre de joven, y me parecía un juego divertido ha acabado siendo mi propósito de vida y la motivación que me despierta por las mañanas.
Sentí una felicidad completa, estaba realmente emocionada. Mientras que una parte de mi aceptaba por fin sin resistirse el camino que mi alma había escogido antes de encarnar, otra parte de mi se despedía de una rebeldía que ya no tenía ningún sentido.
Gracias, gracias, gracias.